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Pranayama, en su significado más clásico, significa “control del aliento vital”. El aliento vital o prana es nuestro aliado por excelencia durante la práctica yóguica.

La respiración Ujjayi (उज्जायी), pronunciado “ullai”, es una práctica que nos ayudará a alargar tanto la inhalación como la exhalación.

Sentados, en posición de meditación o en Savasana, llevamos la atención suave a la respiración, tal y como está en el momento presente. Poco a poco, convertimos nuestra respiración (si es que no lo está ya) en una respiración abdominal, vamos inhalando y exhalando de una forma cada vez más lenta y profunda. Al llevar a la práctica esto último,  sentiremos durante la exhalación una ligera activación en el abdomen.

Imaginamos ahora (incluso lo podemos representar) que queremos empañar un cristal con nuestro aliento. Percibimos la fricción del aire al salir a través de nuestra glotis y el ligero cierre en la garganta.

Ahora intentamos reproducir esa misma acción con la boca cerrada, inhalando y exhalando por la nariz y de manera abdominal.

Dos errores frecuentes en Ujjayi son llevar la fricción del aire a las fosas nasales, en vez de a la garganta, y realizar esta respiración excesivamente sonora.

El sonido que produce Ujjayi en nuestra garganta es suave y constante, similar al sonido del mar. Esto nos ayuda a relajarnos, a concentrarnos y a mantener nuestro foco durante la práctica.

No obstante, si controlar a voluntad la respiración te produce angustia o sensación de agobio, descártala y plantéate aprender con una profesora o profesor experimentados.

Namaste!

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