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Matthieu Ricard y la meditación sobre el amor altruista.

Matthieu Ricard nació en Francia en 1946. Desde 1967, vivió en el Himalaya. Es monje budista, reside en el Monasterio Shechen Tennyi Dargyeling en Nepal y dedica gran parte de su tiempo a la conservación del patrimonio cultural tibetano, los proyectos humanitarios y la fotografía.

Portrait de Matthieu RicardHijo del filósofo Jean-François Revel, miembro de la Academia Francesa, y la pintora Yahne Le Toumelin, creció entre las personalidades e ideas de los círculos intelectuales de París y trabajó para su doctorado en bioquímica en el Instituto Pasteur completando su tesis doctoral en 1972.

Él dice que nació a los 21 años porque fue cuando conoció a su maestro espiritual en Darjeeling (India). El hombre que cambiaría el rumbo de su vida. Para entonces Matthieu Ricard era un joven que iniciaba una brillantísima carrera científica, a la que parecía destinado.

Pero a los 26 años abandonó todo ese futuro prometedor para trasladarse a una pequeña cabaña en el Himalaya. Vivió en el Himalaya con los más grandes maestros vivos de esa tradición y se convirtió en el alumno cercano y asistente de Dilgo Khyentse Rinpoche hasta su fallecimiento en 1991. Desde entonces, Ricard ha dedicado sus actividades a cumplir la visión de Khyentse Rinpoche.

Siguió las huellas de los grandes budistas tibetanos y hasta recibir enseñanzas del mismo Dalái lama. En tres décadas su destino cambió por completo, sus viajes a Bután, India, Nepal, le enriquecieron y hoy Matthieu Ricard, este occidental conocido como “el hombre más feliz del mundo”, es uno de los principales protectores del patrimonio espiritual tibetano.

Esa leyenda, la del hombre más feliz del mundo, la lleva a cuestas desde que participó en un estudio de la Universidad de Wisconsin. Los investigadores colocaron 256 electrodos en los cráneos de los voluntarios. Matthieu Ricard logró el más alto nivel de actividad en la corteza cerebral prefrontal: la que registra las emociones positivas.

Los resultados obtenidos medían el nivel de felicidad de cada participante en una escala que iba desde el 0,3 (muy infeliz) hasta el -0,3 (muy feliz). Matthieu Ricard logró nada menos que un -0,45, superando no sólo a todos los demás participantes sino los propios límites previstos en el estudio. Y aunque él lo toma a broma, parece que se salió de la escala. Jamás se había registrado ese nivel de “felicidad” en otro ser humano.

Matthieu Ricard y la meditación sobre el amor altruista.Un monitor de computadora muestra representaciones gráficas del cerebro de Matthieu Ricard durante una prueba de resonancia magnética en la Universidad de Wisconsin-Madison.

Un monitor muestra representaciones gráficas del cerebro de Matthieu Ricard durante una prueba de resonancia magnética en la Universidad de Wisconsin-Madison.

Documental: “Del estrés a la felicidad”

2020 – Dir: Alejandro De Grazia

El productor y director argentino Alejandro De Grazia, director de este documental, es un hombre común y corriente: insatisfecho, estresado y cansado. Hasta que, en 2018, se embarca en un viaje junto a un monje budista de 92 años, el Hermano David, y al monje tibetano, Matthieu Ricard, quien ha sido calificado por la prensa como “el hombre más feliz del mundo”. Así, el cineasta nos lleva por un viaje de preguntas simples y respuestas complejas. ¿Por qué estoy estresado? ¿Qué es la meditación? ¿Cuál es el propósito de la vida?

Obras originales

Matthieu Ricard es el autor de varios libros, tales como: «Felicidad: una guía para desarrollar la más importante habilidad de nuestra vida, ¿Por qué meditar?» (The Art of Meditation en el Reino Unido), el «Quantum y el Loto», un diálogo con el astrofísico Trinh Xuan Thuan, El monje y el filósofo, un diálogo con su padre. Sus libros han sido traducidos a más de veinte idiomas.

Traducción de textos Budistas

Matthieu Ricard ha dedicado su vida al estudio y la práctica del Budismo siguiendo las enseñanzas de los grandes maestros espirituales tibetanos de nuestro tiempo. Ha sido el intérprete en francés para el Dalai Lama desde 1989. Es autor de varios volúmenes de textos budistas traducidos del tibetano, como: La vida de Shabkar: La autobiografía de un Yogui tibetano”, El tesoro del corazón de los Iluminados» y «El corazón de la compasión»: Los treinta y siete versos sobre la práctica de un Bodhisattva (las enseñanzas de Dilgo Khyentse Rinpoche).

Fotografía

Durante muchos años, Matthieu Ricard ha fotografiado los paisajes, los maestros espirituales y el pueblo de la magnífica región de los Himalayas. Su obra se exhibe en los museos y las galerías de arte de todo el mundo. Es autor y fotógrafo de una serie de libros de fotografía incluyendo «Bhutan: Tierra de Paz», «Motionless Journey: From a Hermitage in the Himalayas» y «Tíbet: Un viaje interior».

Contribuciones científicas

Matthieu Ricard es miembro activo del Mind and Life Institute, una organización dedicada a ampliar la comprensión de cómo trabaja la mente mediante la exploración de la intersección entre las tradiciones contemplativas y la investigación científica contemporánea.
Contribuye a la investigación sobre el efecto de la meditación sobre el cerebro en diversas universidades de los Estados Unidos y Europa, y es co-autor de varias publicaciones científicas.

Compromiso humanitario

Todas las ganancias de Matthieu Ricard provenientes de libros, fotografías y eventos son donadas a Karuna-Shechen (www.karuna-shechen.org), la asociación humanitaria que él ha creado. Con base en el ideal de «compasión en acción», Karuna-Shechen desarrolla proyectos educativos, médicos y sociales para las poblaciones más necesitadas de la región del Himalaya.

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La meditación sobre el amor incondicional

He realizado la transcripción (literal) del vídeo a texto de la meditación propuesta por Matthieu Ricard en el documental “Del estrés a la felicidad” y que utilizamos en la clase de meditación del viernes, 6 de mayo de 2023:

“Supongamos que queremos generar en nuestra mente un amor incondicional. Lo primero que necesitamos es que nuestra mente sea razonablemente calma y razonablemente clara y razonablemente estable. De lo contrario no podremos generar, cultivar, ni hacernos cargo del amor incondicional. Solo estaremos distraídos, soñando despiertos o lo que sea.

Entonces, antes de pasar a la meditación sobre el amor incondicional, intentemos que la mente esté más descansada, estable y clara.

Eso no significa que debemos noquear nuestra mente ni tratar de vaciarla o de evitar que surjan pensamientos, ya que eso es imposible. Sino que, así como haríamos para buscar una llave que cae en un estanque, dejamos que el agua se calme para poder ver a través de ella y sacar la llave. No tenemos que remover el lodo del estanque con un palo para encontrar la llave. De la misma manera, si queremos ver a través de la naturaleza transparente de la mente, no deberíamos removerla con muchísimos pensamientos, creaciones, conceptos y demás.

También, si queremos generar compasión pura y genuina o amor altruista, la mente no debe estar contaminada por el ruido de la “radio mental FM”. Entonces, intentemos poner la atención en algo externo, como una vela, o dejemos que nuestra mirada se abra hacia el espacio que tenemos enfrente o bien podemos concentrarnos en nuestra respiración, solo por un rato. Dejemos que nuestra mente descanse en su estado de calma natural.

Entonces, ¿Como lograr que este amor incondicional sea más vívido, esté más presente y sea más real en nuestro paisaje mental?

Por supuesto todos hemos sentido amor incondicional por alguien. Por un niño, algún ser querido, un animal, nuestros padres, quien sea. A veces, un extraño que conocemos fugazmente puede inspirar ese sentimiento:

“Que este niño, esta persona esté incondicionalmente libre de sufrimiento y que pueda lograr sus aspiraciones en la vida, que encuentre un sentido más profundo de plenitud, de crecimiento”, y así sucesivamente. Albergar solamente buenos deseos hacia esa persona.

Entonces, elijan un objeto o sujeto hacia quien esto fluya sin esfuerzo, no debemos forzarlo de ninguna forma.

A menudo, en la vida real, tenemos ese sentimiento, pero, después de un minuto o menos, desaparece. Pensamos en otra cosa o sucede algo, nos movemos, alguien habla. No tenemos el hábito de nutrirlo. Solo llega y se va, lo reconocemos y lo valoramos, pero no lo cultivamos. En cambio, aquí lo generaremos en nuestra mente y dejaremos que la llene por completo. Que toda nuestra conciencia esté llena de este amor altruista. Como si fuera un espacio vacío en donde, de pronto, hay un sonido que resuena o un arcoíris que llena el espacio. Ese es el amor altruista. Llena el espacio, el campo de nuestra conciencia. Y, en vez de dejar que desaparezca o que lo reemplace otra cosa a los 15 segundos, intentaremos nutrirlo. Si disminuye, lo reavivaremos. Si nos distraemos, volvemos a él. Si no está claro, lo haremos nítido, vívidamente claro. Así nos aseguramos de que su calidad, su presencia e intensidad estén en su mejor punto. Podemos hacer esto durante 5, 10, 15 minutos, una hora, dos horas, ¿quién sabe?

Entonces, esta contemplación, crecimiento, familiarización, entrenamiento mental, meditación, como quieran llamarlo, se trata del amor altruista. Intentémoslo.

Después de eso, pasaremos al siguiente paso. Intentemos extender el círculo para que incluyan también a otros seres. Entonces, si elegimos a un niño, o cualquier otra persona en la que estén pensado, intenten extender el sentimiento hacia otros niños, por ejemplo.

¿Y por qué concentrarnos solo en cierta edad? ¿Por qué no extenderlo a todos los seres humanos?¿Por qué no extenderlo hacia todos los seres sintientes, que tampoco quieren sufrir? Y, gradualmente, vamos extendiendo el círculo hacia los desconocidos. Hacia aquellos que quizás, en algún momento, consideramos que eran nuestros enemigos, porque, tal vez, estén confundidos o desorientados.

Quizás están haciendo lo incorrecto porque tienen la mente perturbada. Pero, en el fondo, sería mucho mejor si no acumulasen causas de sufrimiento en ellos mismos y en los demás.

Entonces, ese deseo incondicional se trata de que todos los seres sintientes puedan encontrar la felicidad y aquello que la causa, y que puedan estar libres de sufrimiento y de aquello que lo causa.”

Los 11 beneficios del amor incondicional según el Buda

El cultivo amor incondicional gunaratana.jpg

Bhante Henepola Gunaratana, monje budista desde los veinte años, presenta en El cultivo del amor incondicional todas las ideas que circundan la práctica del amor sin límites y hacia todos los seres vivos. Desde la óptica budista, esta forma de plantear el amor se asocia a la práctica de metta, que recae en la visión del amor desinteresado.

En este fragmento del libro El cultivo del amor incondicional el autor presenta de forma sintética los once beneficios que conlleva, según un discurso clásico del Buda, poner en práctica el amor incondicional.

En el Discurso sobre los beneficios del amor incondicional (Metta Nisamsa Sutta), el Buda enumera once beneficios derivados de la práctica de metta, ¡que la investigación científica contemporánea parece estar corroborando!

Esta es la lista que nos dio el Buda:

  1. Dormirás bien
  2. Te despertarás sintiéndote bien
  3.  Probablemente no tengas pesadillas
  4. Tu cuerpo se relaja y tu rostro está alegre
  5. Los animales y los seres celestiales se sentirán atraídos hacia ti
  6. Los espíritus te protegen
  7. El fuego, los venenos y las armas no te dañan
  8. Tu mente se tranquiliza de inmediato
  9. Tu complexión resplandece
  10. Morirás con una mente clara
  11. Morirás en paz

 

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