La meditación de la lluvia te ofrece una poderosa lección sobre la aceptación y la calma en medio de los cambios constantes. Al integrar esta práctica en tu rutina, puedes cultivar una mayor paz interior, recordando que, al igual que la lluvia, las emociones llegan y se van. Encuentra consuelo en la impermanencia y permítete fluir con la corriente de la vida.
La atención plena, o mindfulness, implica estar plenamente consciente de las emociones y sensaciones en el instante en que ocurren. Es dirigir nuestra atención al momento presente. A fin de cuentas, la vida no se puede vivir en el futuro ni en el pasado, pero sí puedes explorar y aceptar lo que se despliega frente a ti en este mismo instante. Además, es esencial recordar que este momento presente tampoco perdura indefinidamente; se entrelaza con otro presente, de manera similar a cómo cada respiración se mezcla con la siguiente.